El libro de Hechos de los Apóstoles nos hace una referencia sobre la similitud de la vida en comunidad de la Iglesia primitiva y las actuales comunidades eclesiales de base:
“Los que habían sido bautizados se dedicaban con perseverancia a escuchar la enseñanza de los apóstoles, vivían unidos y participaban en la fracción del pan y en las oraciones. Todos estaban impresionados, porque eran muchos los prodigios y señales realizados por los apóstoles. Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común…con perseverancia acudían diariamente al templo, partían el pan en las casas y compartían los alimentos con alegría y sencillez de corazón, alababan a Dios y se ganaban el aprecio de todo el pueblo. Por su parte, el Señor cada día agregaba al grupo de los creyentes aquellos que aceptaban la salvación” (Hechos 2:42-47).